El libro más caro de la historia

Rodrigo Billie
5 min readApr 26, 2021

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Hola Hernán,

Quiero que sepas que no soy un escritor como tú, pero me gusta y alguna vez me pagaron por hacerlo en extensiones más reducidas y para vender productos que jamás utilizaría. Así que antes de seguir perdona que este texto sea imperfecto en ortografía, redacción o aburrido. Me pareció importante escribirte de una forma pública contándote sobre el libro más caro de la historia, me pareció importante porque es uno tuyo, Hernán.

Conocí tu trabajo en la época en la que trabajé en una agencia argentina acá en México. Mi jefe mencionó tu trabajo en algún momento y se me ocurrió googlearte y así fue que llegué a tu canal de YouTube. Le puse play a los videos más cortos para conocerte, como los bocados que te ofrecen en la parte de fiambres en el supermercado, yo opté por una probadita y me encantó. Te volviste una inspiración para cuando tenía que escribir algún guión o algún copy, me echaba algún video tuyo, el que sea, y de ahí me pasaba a word a intentar describir los productos como tú lo hacías con las situaciones.

Después de varios años de consumir tu contenido, lanzaste la noticia sobre tu visita a México, y créeme que nunca imaginé que estaría comprando un boleto para que alguien me contara cuentos en vivo en lugar de escuchar guitarras distorsionadas, pero supongo que después de los 30 estaba listo para ir a lo desconocido.

Luego llegó la maldita pandemia, y tras dos o tres cambios de fechas, decidiste hacer un streaming y enviar uno de tus libros a libre elección. Estuve a punto de pedir mi reembolso, pero la verdad es que no soy mucho de leer y comprar libros, así que me pareció que valía la pena hacer el intento de tener uno de cuentos y leerlo.

Elegí “Renuncio” por dos razones, primero porque un año antes yo había renunciado a trabajar de base en las agencias y me había independizado, y en segunda, porque era una antología, así que sí eran los mejores de todos los demás libros me parecía una buena apuesta.

El streaming “Puro Cuento” me pareció increíble, quedé sorprendido con “Basdala” y “Huéspedes y Anfitriones”, tú no lo viste, pero aplaudí parado como lo hubiera hecho en vivo. La mitad del premio de consolación por no tener el show en vivo, cubrió la expectativa en su totalidad. Faltaba el libro.

El libro tenía dos formatos para tenerlo en mis manos, uno era pedir unas suculentas medias lunas de “Del sur sabor casero” a domicilio y me llegaban con el libro, y la otra era ir a recogerlo al lugar. Para entonces ya iban varios meses de encierro y me pareció buena idea ir en bici a recoger el libro para tomar un poco de aire… y aquí es donde la factura se empieza a elevar…

De regreso a casa, tenía que pasar por un cruce de 2 avenidas grandes, yo lo hacía por la que pasaba por encima de la otra, una elevación que la forma más fácil de transitarla era parado en la bici para ejercer mayor peso y fuerza en los pedales.

Nota: Te cuento lo siguiente pero mira la imagen en cámara lenta.

La presión de mi peso sobre el manubrio hizo que uno de los mangos o puños del mismo se desprendiera, mi andar perdió el equilibrio y tras un volantazo, salí volando hacia adelante, logré cambiar mi anatomía de cierta forma que mi pie quedara enfrente para amortiguar el golpe y luego caer con toda la parte derecha en lugar de caer con la cara directo al suelo (Sí sí, tu libro ya había pisado suelo mexicano, pero con esto lo hacemos oficial). La camioneta detrás mío logró frenarse, porque justo iba a dar vuelta a la derecha para salir de la avenida y ya había empezado a frenar unos metros antes.

Mi inocencia de creer que solo era un dolor por el tremendo golpe, me hizo caminar 3 cuadras cojeando al doctor más cercano el cual me curó y me inyectó para que el dolor fuera soportable.

Adjunto referencia:

Nota 2: A partir de aquí podemos hacer un timelapse de los siguientes sucesos o solo leerlo más rápido para hacer el mismo efecto.

Al día siguiente fui a urgencias porque no se veía nada bien mi pie, me sacaron radiografías, me vieron la fractura en el quinto metatarso, me mandaron a otra clínica especialista en ortopedia, me sacaron otras radiografías, ahora me tenían que operar, en esa clínica no operaban porque era 100% covid, me mandaron a otra clínica, en esa clínica me dijeron que no era necesario operarme en ese momento y me enyesaron.

Estuve enyesado más de 2 meses porque el seguro social en México es un caos y más en épocas de pandemia. Además, antes de todo esto, había empezado con problemas del estómago y los esperados padecimientos mentales que muchos han estado experimentando con el encierro. Fueron meses muy duros, pero todo se volvió aún más complicado cuando ni siquiera podía salir a caminar para despejarme, tenía que quedarme quieto en un sillón de mi casa. Mi rutina era mi cama de noche y el sillón de mi sala de día. Vivo solo así que las comidas se volvían el reto más interesante del día. Bañarme ni te cuento, se volvió una odisea.

Fin de la parte más aburrida de este texto.

La único bueno de todo esto era cuando me preguntaban que qué me había pasado y empezaba mi historia con un “Había salido a recoger un libro y …” lo cual me hacía ver intelectual. Por el otro lado, tenía el libro ahí abandonado sin tocarlo, sin querer leerlo, estaba resentido, enojado. Cómo podía ser que por algo así todo se me hubiera venido encima. Ay, Hernán.

Ya después de todo y unas semanas de rehabilitación, más relajado, decidí renunciar al rencor y abrir el libro, conforme pasaba las páginas me iba reconciliando más con los últimos meses.

“Basdala” y “Huéspedes y anfitriones” me gustaron más en el streaming, definitivamente los detalles y el tono que le pones no los puse yo en mi mente al momento de leerlos. Gaussian Blur me puso los ojos de la misma manera que tenía que hacer pausas más largas para terminar de leerlo. No haré mucho review de cada cuento, solo puedo decir que cada uno tiene un final espectacular y deja con ganas de más. Definitivamente un libro que me hace creer en la buena decisión que tomé aquella vez que puse tu nombre en google, y mejor aún, que no me haya salido el otro Casciari que mencionas en “Nuestros dominios”.

Al final compré el libro más caro de mi historia y no me arrepiento de nada. Gracias, Hernán.

@Rodrigo_Billie

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